APORTE PARA REFLEXIONAR
ANTÁRTIDA ARGENTINA y LÍMITES DE TIERRA DEL FUEGO
Autor: Equipo Hielo Azul

ANEXO 2 - FRAGMENTOS DE PONENCIA ACADÉMICA
Malena MAZZITELLI MASTRICCHIO / Carla LOIS

“En la actualidad, el mapa oficial del territorio Estado argentino ofrece una interpretación y descripción del patrimonio territorial del Estado que, en apariencia, es unívoca, transparente y científicamente neutra.

Es, sobre todo, una imagen estandarizada y única, que no admite variantes: existen leyes que especifican cómo debe ser representado el territorio del estado en los mapas oficiales.

En este sentido, la figura cartográfica vigente ha funcionado como un mapa logotipo, que tiene la potencia intelectual para ordenar nuestra experiencia y nuestra apreciación simbólica del territorio estatal.”

“El 18 de septiembre de 1937 se sancionó el Decreto Nº 114.428 en el que se prohíbe “la publicación de mapas oficiales y no oficiales de la República Argentina que no representen el territorio de la Nación en toda su extensión, sean cuales fueren los fines de ilustración a que se los destinen” (Boletín Oficial 25/IX/ 937).

En el artículo 3º del mismo Decreto se obliga a todas las reparticiones, oficinas, dependencias, y servicios oficiales, escuelas como entidades no oficiales subvencionadas a remplazar “de inmediato todos los mapas de las República Argentina que estén mutilados” (Boletín Oficial 25/IX/ 937; los destacados son nuestros).”

“El cuerpo de normas jurídicas que reguló y regula la producción cartográfica cristalizó una imagen del territorio estatal. Uno de los efectos que ello ha tenido es que dicha imagen funciona como un logo, como una marca rápidamente reconocible.

Hemos querido recuperar la idea de mapa logotipo de Benedict Anderson no sólo porque resulta fácilmente constatable (1) sino porque inscribe al mapa junto a otras instituciones de linaje similar: el censo y el museo. Desde esta perspectiva, los efectos simbólicos de una imagen cartográfica estandarizada se articulan con otras estrategias clasificatorias y organizadoras del patrimonio nacional.

Las narrativas geográficas del discurso escolar (Romero, 2004) junto a la repetición de una imagen cartográfica estándar contribuye a naturalizar el mapa en el sentido común: el mapa no es un texto que ofrece una interpretación del territorio sino la trascripción técnica de la realidad topográfica del Estado y, como tal, encarna la esencia nacional.”

(Malena Mazzitelli Mastricchio/ Carla Lois)

(1) La institución escolar, fundamentalmente la Geografía como disciplina, ha garantizado la el reconocimiento y la incorporación de la figura territorial del Estado como equivalente de la nación misma. Refiriéndose a las prácticas de enseñanza/aprendizaje de la geografía y al rol que le cabe a la cartografía en ellas, Jacob (1992) discute una multiplicidad de estrategias destinadas a “aprender el mapa”. Comenta especialmente la fuerza que adquiere el mapa pegado en la pared que se suele ver en las aulas de las escuelas primarias en la sedimentación del logotipo territorial del Estado. También analiza el complejo juego de resonancias que disparan las imágenes simplificadas y simbolizadas del contorno del territorio estatal en folletos o soportes de multimedia que consumimos permanentemente (Jacob, 1992: 436-447.)

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