Renata, la ballena
Por Martha Dora Arias
Era primavera.
Renata y su mamá, la gran ballena azul, estaban jugando en el océano que baña la Patagonia argentina.
Se zambullían juntas, abanicaban el agua con las colas, nadaban hasta el fondo y de pronto subían a la superficie. Una vez que respiraban ¡zas! volvían a las profundidades.
Cada vez que se sumergían se llenaban de agua salada y después ffffxxxx la expulsaban por los orificios nasales que las ballenas tienen en la nuca.
Muy bien Renata- expresaba la mamá -. ¡Cien puntos por tu demostración!
Renata era recién nacida y un excelente ejemplar de ballenato azul. Le gustaba jugar, saltar, hacer tirabuzones y nadar.
Después de la gimnasia y cuando estaba hambrienta se ponía en el mar, al lado de la madre para prenderse de la teta. Entre ejercicios divertidos y riquísima leche, el ballenato iba creciendo feliz.
Un día Renata se quedó con hambre y le dijo al oído a su mamá:
-¿ cuándo podré alimentarme con cosas más sólidas?
-Tienes razón pichoncito, ya es tiempo de comida más consistente, pero atenti, para conseguir buen alimento tendremos que hacer un largo viaje- aclaró la ballena.
- A mí me encanta viajar ¿ adónde iremos? Al continente antártico, a un mar lejano y frío, allí encontraremos krill.
-¿Qué es el krill? -El manjar de las ballenas –respondió guiñando un ojo ¿ partimos?
Así, con la ilusión de la búsqueda salieron hacia el sur, en larga travesía.
Nadaron muchas horas. Saludaron a los pingüinos, los albatros y los petreles.Y se encontraron con una familia de ballenas francas australes, de color oscuro.
El macho iba acompañado por la hembra, dos cachalotes y una ballena blanca.
-¿Adónde van?-preguntó la ballena azul.
- A buscar alimentos.
- Nosotros estamos en lo mismo – agregaron-.¿Por qué no continuamos juntos el camino?
Y partieron explorando los ángulos del mar. Las ballenas adultas iban adelante; detrás los ballenatos, haciendo piruetas en el agua.
De pronto, el super oído de una de las ballenas escuchó un ruido extraño.
-¡Alerta! –avisó la ballena- ¡A zambullirse! Rápidamente el mar quedó libre de ballenas, en la superficie.
A lo lejos apareció la silueta de un barco pesquero sacudiéndose con las olas.
Luego de un rato el macho franco, se animó a emerger, sacó la mitad de su cuerpazo afuera para espiar y oler el peligro.Y fue descubierto por los hombres.
- Preparen los arpones!-gritó el humano.
-¡Apunten las ballestas! ¡Tengan listas las redes!- agregó el capitán.
La ballena azul, la blanca, la franca y los cachalotes, bucearon y se acurrucaron en el fondo. Tenían terror. Entonces el macho, agigantado por la rabia,para defender las crías, agujereó con fuerza la superficie del mar y se elevó al cielo, como un torpedo.
Abrió la bocaza y se tragó el barco.
Lo tuvo en la barriga unos segundos y luego empezó a hacer con él, ruidosas gárgaras.
Los hombres, los arpones, las redes, las ballestas y todo lo que había a bordo se sacudió tremendamente y se desparramó sobre las olas.
El macho, con extraño sonido rezongó: -Aaaaagffff ¡Hay veda , hombres malvados! Aaagggrrr ¡Hay veda! ¿No lo saben?
Y hacía otra gárgara. - Veda quiere decir que está prohibido cazarnos- repetía el macho - Grrrhhh grrhhh - y hacía otra gárgara más larga. Pasaron diez minutos.
Los hombres se hallaban destrozados de dolor y de miedo.
Entonces el macho, creyendo que el escarmiento había sido suficiente, arrojó el barco de su panza y se fue a las profundidades a buscar a sus compañeros.
Las ballenas continuaron el viaje hacia el continente blanco pero antes miraron curiosas, hacia atrás.
Los malvados hombres, con salvavidas puestos, flotaban en el agua desesperados para trepar al barco.
Ahora sí, era tiempo de avanzar para conseguir el krill para Renata y sus amigos.