Fundación Marambio
Prólogo en el libro del Dr. Manuel RODRÍGUEZ
"Marambio: viaje al límite de la conciencia"
por el Subsecretario General de la Fuerza Aérea Argentina
Comodoro Juan José SOTO

La obra lleva un apéndice especial aportado por la Fundación Marambio

Antártida Argentina, seguimos haciendo patria

"Es un verdadero desafío. Sentir frio sobre el rostro en ese pequeño espacio descubierto y salir a enfrentar el escenario tan poco gentil es un verdadero desafío.

Me encuentro rodeado por el helado aire antártico, empujado por el viento que me hace avanzar y con el atuendo imprescindible con el que sólo se puede soportar un clima tan severo.

Sin embargo, el hecho de conocer y descubrir este continente invita a avanzar dejando el frio en el olvido, al menos por un rato.

Vivir esta experiencia, única, por cierto, exige tener espacio suficiente en la memoria ya que no es solo observar, sino que conlleva sentir.

Cada centímetro, cada segundo es digno de ser rememorado. Construcciones, caminos, paisajes, fauna, mar, temperaturas, y sobre todo personas, permiten que seamos protagonistas exclusivos de una experiencia inigualable.

Las emociones y los sentimientos afloran al recorrer la isla. Cada lugar lleva en sí mismo un sinnúmero de preguntas curiosas cuyas respuestas dan gusto escuchar. Voces de quienes a diario les dan vida a las bases, con su trabajo silencioso, y así mantener latente ese espíritu tan nacionalista que provoca orgullo.

Es muy extraña la sensación que se vive. Indescriptible. Es muy poco lo que hay para ver (entiéndase para aquellos que vivimos en lugares mucho más urbanos), muy por el contrario, es muchísimo lo que enriquece esa visión.

Cielo, mar nieve, hielo, hangares y pista de aterrizaje. Nada más. La vista recorre solo eso. Eso, que pasará a ser parte de nuestra vida para siempre, es el motivo que nos atrae conocer y nos energiza de voluntad para llevar a cabo una rutina imprescindible que nos enaltece.

Un decalustro de permanencia en la Base Marambio se traduce en capacidades. Capacidades humanas que se iniciaron con un solo propósito: soberanía. Ante el peor de los escenarios solo la voluntad del hombre pudo, y sigue pudiendo, enarbolar nuestra bandera para denotar nuestra presencia y nutrir a la dotación del necesario entusiasmo para cumplir la tarea.

Nuestro territorio nacional posee un abanico deslumbrante de paisajes que sería difícil privilegiar un solo lugar. Pero solo el hecho de disfrutar la atmosfera que encierra la Antártida, lo desconocido de su continente, lo aventurero que significa llegar allí y la camaradería demostrada por sus hombres y mujeres la hacen inigualable.

Todo se inicia en la I Brigada Aérea de El Palomar, en la legendaria "chancha". Hércules C-130 de la Fuerza Aérea Argentina.

Luego de 3 horas de vuelo llegamos a la Base Aérea Militar de Río Gallegos, provincia de Santa Cruz. Viaje que amerita una narración aparte dado lo vertiginoso, intrépido y alucinante que conlleva su vuelo en sí mismo.

Una vez aterrizados en la patagónica provincia se realizan las verificaciones previas al cruce al continente blanco.

Al día siguiente, muy temprano, por cierto, el personal se acerca de a poco como si estuviesen contado los pasos para la gran hazaña. Cada uno de esos pasos son los que empiezan a grabarse en nuestra mente.

Luego de casi 4 horas se llega a lo asombroso. Antártida argentina, Base Marambio. Soberanía argentina.

Desde los aviones se pueden seguir, ansiosamente, las líneas de las corrientes de agua y el viento, donde el manto blanco del frente glaciario y los témpanos nos marcan su territorialidad como dando la bienvenida.

Aquí comienza otra historia. Las maravillas del paisaje natural hacen pensar lo finito que es el mundo comenzando desde allí.

No se lo considera el último rincón del planeta. Es el inicio… La composición cromática en conjunción con los accidentes geográficos atrae a la vista para no escatimar en vistas.

Todo es novedoso. Todo lo que se empieza a vivir pasa a ser integrante de la experiencia. Incluso, uno se descubre a uno mismo ya que el hecho de experimentar pisar suelo antártico moviliza el espíritu, el alma, las emociones y los sentimientos recientemente encontrados.

En realidad, se desarrollan motivaciones algo egoístas ya que cada persona vive esta experiencia en forma privada y personal. Y todas son válidas.

La base, a partir del momento que se aterriza, es el hogar temporal. De residencia particular, pero con la acogida afectiva imprescindible. Uno se siente uno más. Lo hacen sentir uno más. Patrón fundamental para llevar a cabo una comunidad con objetivos bien marcados en lo general, pero con esfuerzos particulares.

La obra del autor, testigo de la convivencia antártica nos hará partícipes de su travesía. Cada relato nos introducirá en la actividad seria, responsable, cotidiana, y extremadamente asombrosa de la vida en la Antártida argentina, que, como sabemos, solo está lejos en kilómetros. Pero muy cerca de nuestro corazón."


Comodoro Juan José SOTO en la Base Marambio de la Antártida Argentina

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