Escuela Provincial N°38 en la Base Esperanza
La única escuela argentina que pese a la cuarentena, tiene clases presenciales
Estuvimos en contacto con el docente de la Escuela, profesor Víctor Navarro Zalazar, un joven de 42 años de edad, quien permanecerá durante el año 2020 en los confines de nuestra Patria, junto a su esposa Mariana Celeste IBARRA, Directora de la Escuela y sus dos hijos Victoriano de 11 años que cursa sexto grado y Juan Ignacio de 8 años que está en cuarto grado.
El docente nos dice que ya estuvieron cumpliendo esta misma función durante el año 2018 y que están preparados para estar completamente aislados, porque si ocurre algo, es muy difícil la evacuación desde ese lugar.
Nos dice que se mentalizan y preparan para estar en esta situación y nos describe así el aislamiento que viven todos los años y que hoy se acentúa debido a la pandemia de Coronavirus que afecta al mundo.
Comenta que el último contacto que tuvieron en la base con gente que vino del continente fue el 3 de marzo de 2020, fueron las últimas familias que faltaban llegar para completar la dotación, nueve días antes que se confirmara el primer caso positivo de Covid-19 en el país, hizo que la Antártida se convirtiera en uno de los lugares más seguros ante el virus que ya contagió a más de un millón de personas en todo el mundo.
Allá están aislados, pero sin restricciones de circulación, se trata de un grupo de 63 personas que integra la Dotación 2020 de la Base Esperanza de la Antártica Argentina una de las seis bases permanentes de nuestro país en el continente blanco, la única que tiene escuela, porque solo allí viven familias, que hacen su vida habitual, con fuertes vientos y temperaturas de varios grados bajo cero.
Para ellos es algo raro esto que se está dando, porque sienten una especie de orgullo porque, en un lugar tan lejano y tan inhóspito, puedan mantener las clases y llevar adelante el ciclo lectivo y que seguramente van a poder cumplir la mayor cantidad de días y terminarlo en la fecha que esta programado.
Sobre las complicaciones para las clases presenciales, Víctor dice: "Acá el único inconveniente que podemos tener para suspender las clases, que nos pasó en dos oportunidades, son las condiciones climáticas. Cuando hay vientos que superan los 100 kilómetros por hora tenemos que suspender las clases, porque es imposible llegar hasta la escuela desde nuestras casas. De no ser por eso, vamos a completar el ciclo lectivo."
Navarro describe así un día en la escuela: "Iniciamos las clases todos los días a las 8 de la mañana. Mariana, como directora de la escuela, cuando ve que el clima no esta bueno se comunica con los meteorólogos, que le pasan el parte para ver qué temperatura tenemos en la base, a qué velocidad está el viento, sí no hay pie de hielo y si podemos llegar a la Escuela."
"Las ráfagas son tan fuertes que te llevan. No tenes cómo sostenerte. A veces estamos detrás de los chicos cubriéndolos para que no se los lleve el viento. Es toda una aventura", relata Mariana.
Continúa, "Acá tenemos el edificio de la escuela por un lado y las familias viven en casas que están en un radio de 500 metros. Ese trayecto es el que tienen que hacer las familias con los alumnos a la mañana", y agrega: "Cuando hay mucha nieve o mucho viento se complica, porque el viento levanta la nieve y se produce el viento blanco que no te deja ver ni a 20 centímetros. Es imposible caminar. Además, si es muy fuerte podes salir caminando en una dirección y terminas en otro lado."
"De los 14 chicos, siete alumnos están en la primaria, dos en nivel inicial y cinco en el secundario, que estudian a distancia en el SEADEA (Sistema de educación a Distancia del Ejército Argentino). Como contaba Víctor, un día de clases acá comienza a las 8 de la mañana, izamos nuestra bandera. Después, cada chico cuenta sus novedades. Ahora estamos haciendo que cada uno traiga una adivinanza o trabalenguas para compartir entre los tres niveles", cuenta la directora, que tiene entre sus alumnos a sus dos hijos.
Lo que sigue es trabajar en las diferentes áreas de estudio. "Se ingresa a las aulas y se comienza con prácticas de Lenguaje, Matemáticas, Ciencias Naturales, Ciencias Sociales. También tienen sus recreos. A media mañana desayunan. Después a la tarde tienen los talleres de Educación Física y Música. Así que todo el tiempo están ocupados".
"Como es una escuela rural, por el lugar donde está, damos clases en multigrado. Este año tenemos a todos los nenes de primaria en un solo salón. A los alumnos de nivel inicial los atendemos con la colaboración de una auxiliar de base que también es docente, la señora Roxana Carrizo, que es la esposa del jefe de la base. Ella se encarga del nivel inicial y nos da una mano a nosotros", y añade: "Los chicos desde primero a sexto trabajan en un salón, con la particularidad que, de acuerdo al grado, se va complejizando el contenido. Es muy rico lo que se da educativamente. Los nenes más pequeños son los que absorben más conocimientos porque están viendo y escuchando las explicaciones a los más grandes".
Al momento de dar consejos sobre aislamiento, que se extenderá en el resto del país, aparentemente por mucho tiempo, Víctor dice: "Lo que nosotros hacemos acá, en esos casos, es disfrutar el tiempo con la familia y los chicos, también programamos las actividades que vamos a hacer con los niños para tener un orden y no dejar tiempos libres para que no tengan tiempo de que se aburran. Hacemos actividades lúdicas, tenemos momentos de lectura, realizamos las tareas de la escuela, miramos películas."
"En este momento, lo que estamos haciendo en toda la base es comunicarnos mucho con el continente, por la pandemia que nos afecta a todos, para darles tranquilidad a nuestros familiares de que acá estamos bien. Además, buscamos que ellos en el continente nos den tranquilidad a nosotros de que están respetando el aislamiento y cumpliendo todas las recomendaciones que les están dando. Para nosotros también es difícil tener familia en la Argentina continental pasando por esta situación del virus."
Entre todos tratan de pensar en positivo y esperar que la pandemia sea pasajera; mientras tanto, intentan disfrutar del tiempo en familia. Y ese mismo mensaje es el que quieren transmitir a las personas que tienen que cumplir el aislamiento en el continente. "Uno pasa mucho el tiempo fuera de casa y no aprovechamos el tiempo en el hogar para conocernos más y brindar ese tiempo de calidad a nuestras familias", reflexiona Víctor.