Por el Suboficial Mayor FAA (R) Carlos Silvestre SARCOS
Recuerdos que quedaron en mi memoria del vuelo por debajo del Círculo Polar Antártico para arrojar víveres a los integrantes de la Base General San Martín en emergencia, llevado a cabo el 26 de Marzo de 1953
El traslado del avión del avión Avro Lincoln, matrícula LV-ZEI denominado "Cruz del Sud", aquel que realizó el primer vuelo de la Aeronáutica Militar Argentina en la Antártida al mando del Vicecomodoro Gustavo Argentino Marambio en diciembre de 1951, en un vuelo similar al que voy a narrar, se efectuó desde la V Brigada Aérea de Villa Reynolds, Provincia de San Luis a la Base Aérea Militar de Morón el día 22 de Marzo de 1953, donde se le realizó una puesta a punto de las plantas de poder, equipos radioeléctricos y de navegación astronómica.
De dicha Base se partió a la Base Aérea Militar Río Gallegos donde se le completo la carga a transportar, quedando a la espera de los partes meteorológicos favorables para realizar el operativo.
El día 25 de Marzo se dieron esas condiciones tanto en Bahía Margarita donde se encuentra la Base de Ejército General San Martín en la Antártida Argentina, como en Río Gallegos, Provincia de Santa Cruz y por lo tanto, el equipo de mecánicos y de apoyo del Grupo Técnico 5 asignados en Río Gallegos comenzaron los preparativos finales en cuanto a la parte técnica se refiere y al control de carga a transportar para su correcta distribución.
Debido a que se estimaba decolar con el máximo de peso permitido, el Comandante del avión Capitán Borderes Castex dispuso que el avión fuera trasladado con media carga hasta la cabecera de decolaje y luego allí estacionado se completo la misma, se eligió este procedimiento para evitar que la parte estructural de montantes y tren de aterrizaje en general sufrieran algún inconveniente durante el carreteo con peso máximo desde la plataforma de estacionamiento a la cabecera de decolaje considerando que se había completado la carga de combustible (para no menos de 18 horas de vuelo) y 15 bultos con paracaídas con casi 1 tonelada de elementos vitales para ser arrojados en la Base General San Martín.
Se decoló a las 07:00 horas local desde Río Gallegos con rumbo a Cabo de Hornos, predominaba buen tiempo con turbulencias suaves a ligeras.
La tripulación era doble y nos turnábamos cada 3 horas para descansar, el Comandante de la aeronave era el Capitán Borderex Castex y lo secundaban el navegador 1er. Teniente Enrique Zambrano, el Radiooperador Suboficial Auxiliar Carlos Baini y el mecánico Cabo Principal Henri Bosicovich, la otra tripulación estaba compuesta por el 1er. Teniente Facundo López, navegador Teniente Ricardo Bularte, radiooperador Suboficial Auxiliar Carlos Silvestre Sarcos y el mecánico Cabo Principal Victorino Petrof, completaban la tripulación de vuelo el Capitán del Ejército Argentino Jorge Julio Casimiro MOTTET (se desempeñaba como observador por ser conocedor de la zona a sobrevolar ya que había estado destinado en esa Base el año anterior), el 1er. Teniente Médico Lauro Vigil que brindó atención médica a los tripulantes y colaboró en el lanzamiento de los paracaídas con los bultos y el Periodista del Diario El Mundo Sr. Juan B. Bres.
Dadas las buenas condiciones de propagación radioeléctrica de la zona Antártica estábamos en contacto permanente con Río Gallegos y con la Base General San Martín, y a medida que pasábamos nuestra posición de vuelo (eran cada 30 minutos) en Río Gallegos el Suboficial a cargo del Servicio Meteorológico, por iniciativa propia, fue anotando en Cartas Sinópticas las posiciones y horas correspondientes, marcando con rojo la ruta de ida y con azul la vuelta, y al aterrizar en Río Gallegos nos hizo entrega a cada uno de esas cartas como recuerdo de la misión aérea que habíamos llevado felizmente a cabo y a continuación cada tripulante firmó las mismas (la misma actualmente la conservo).
El vuelo se desarrolló afrontando tormentas atmosféricas severas propias del comienzo de los intensos fríos (55 grados bajo cero), por momentos hubo formación de hielo, nieblas, nevadas y condiciones de vuelo por instrumentos, pero de las comunicaciones con la Base General San Martín teníamos la seguridad y al mismo tiempo tranquilidad, de que las condiciones meteorológicas en la Bahía Margarita eran buenas a muy buenas.
Nos pusimos de acuerdo con los integrantes de la Base que cuando escucharan el ruido de los motores de nuestra máquina, ellos prenderían fuego a unas bolsas impregnadas con aceite y petróleo para dar esa señal de la posición exacta donde debíamos arrojar los bultos, así se hizo, y se efectuaron los lanzamientos durante unos treinta y cinco minutos aproximadamente.
Recuerdo que el primer lanzamiento fue de 2 bolsas de azúcar, pero lamentablemente se cortaron las cuerdas y esas bolsas perforaron la capa de hielo perdiéndose en el mar, debido a ello y a pedido de los integrantes de la Base, ya que nos hicieron saber que tenían mucha necesidad de contar con ese vital elemento, se resolvió lanzar las bolsas de azúcar restantes en último término, después que nos aseguráramos la disminución de la velocidad de vuelo para realizar las siguientes aperturas.
Para los otros lanzamientos el Capitán Borderes Castex dispuso reducir la velocidad sacando en punto de flap y con tren de aterrizaje abajo se completó los lanzamientos restantes sin novedad, a tal punto que los últimos paracaídas caían a pocos metros de las edificaciones de la Base Antártica.
Finalizado el operativo sobrevolamos a baja altura, a modo de despedida, la Base donde en forma simbólica los integrantes del Destacamento habían escrito en la blancura de la nieve, con bolsas oscuras, la frase "BIENVENIDOS" y con lágrimas y casi sin poder hablar por el micrófono nos despedimos de ese grupo de camaradas que quedaban por un año más en ese hermoso y silencioso lugar de nuestra Patria.
De inmediato se puso rumbo a la Isla Decepción donde se arrojó sobre ese Destacamento Antártico un bulto conteniendo libros de lectura y elementos para juegos de tenis de mesa que antes de decolar de Morón, los familiares del personal asignados en ese Destacamento nos pidieron que le hiciéramos llegar a solicitud de lo mismos.
Cumplido ese lanzamiento final se puso rumbo a Río Gallegos donde arribamos a las 20:05 horas local, luego de 13:05 horas de vuelo sin escalas.
En la Base de Río Gallegos se nos hizo una sencilla y emotiva recepción y el Capitán Borderes Castex recibió la orden de regresar al día siguiente a Morón para cumplir un vuelo de solidaridad y ayuda de nuestro País con la República de Turquía, trasladando víveres y elementos sanitarios a ese País que se encontraba afectado por un grave sismo en la Ciudad de Balikecir.
Bueno, esa parte ya es otra historia de los vuelos que fueron hechos con el avión "Cruz del Sud", pero lo más importante para destacar es que una semana después de sobrevolar el Casquete Polar Antártico, estábamos en Turquía cumpliendo con otra ayuda humanitaria y con el mismo avión.
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