Fundación Marambio
Cuento para chicos
Anacleto y el barco de la princesa

La abuela comenzó el relato diciendo:

- Hace muchos años construyeron un barco tan grande y tan veloz, que decidieron ponerle el nombre de una princesita.

Giovanni muy ansioso, preguntó.

- Abuela, ¿Cuantos cañones tenía?
- No tenía cañones, era un barco de pasajeros - respondió ella.
- ¡Pero abuela, nos prometiste un cuento de héroes!
- ¡Afirmativo, señor, - dijo ella haciéndole una venia – ya hablaremos de dos héroes argentinos!

Sofía, se acurrucó entre las sábanas y con una sonrisa complaciente, preguntó

- Abuela. ¿Quién era la princesita, eh?
- Una niña de tu edad que......
- ¡Cinco años abuela!, ¿Y entonces?
- Entonces lo bautizaron Princesa Mafalda de Saboya, y durante muchos años navegó para familias
de inmigrantes que vinieron a vivir y trabajar en nuestro país - continuó relatando.

Giovanni, impaciente, se quitó las sábanas e insistió:

Ella, le acarició las mejillas diciéndole:

- Es importante saber del barco para luego hablar de los jóvenes valientes.
- ¡Bueno abuela, dale!-, enfatizó él.
- Cuentan, que estando el barco en puerto, su capitán no quiso zarpar. Un motor no funcionaba bien,
pero los mecánicos, le aconsejaron que partiera con confianza y.......
- ¡Ay abuela! ¿La princesita estaba en el barco? preguntó Sofía muy preocupada.
- ¡No, ella no! pero si dos marinos de la Fragata Sarmiento que recorrió el mundo - le contestó.

Giovanni, sorprendido por lo que acaba de escuchar, exclamó:

- ¡Pero abuela!, si tenían su barco, ¿por qué vinieron en el Princesa entonces?
- Resulta que Anacleto Bernardi estaba enfermo y, en compañía del Cabo Juan Santoro, lo enviaron
para que se sanara junto a sus familiares - le respondió.

Giovanni y Sofía quedaron expectantes.

- Finalmente el barco zarpó, pero - dijo alargando las palabras - a los pocos días, el motor comenzó
a vibrar. Escucharon un sacudón en la sala de máquinas. Una de las hélices se desprendió y
fue tal el golpe en el casco, que le produjo una fisura. No pudieron evitar el ingreso de agua.

- ¡Me da miedo, abuela! -dijo Sofía, tomándole las manos.

Giovanni con suficiencia exclamó:

- ¡Esperá Sofi, seguro que el capitán pidió ayuda! ¿Sí abuela?
- Efectivamente, ordenó mandar mensajes de socorro. Los captaron dos barcos de carga y
dos de pasajeros que llegaron al lugar para socorrer a los náufragos - le contestó
- También había ordenado que todos se pusieran los salvavidas y ascendieran a los botes,
mientras gritaba, ¡primero las mujeres y los niños!  Pero, frente al pánico, muchos se tiraron al
mar, otros pelearon por los botes.- Anacleto y Juan dieron sus salvavidas a dos personas ancianas,
se largaron al agua a rescatar náufragos, ¡nadaron sin cansancio llevando personas a la costa
y regresando al mar a rescatar otras!

La abuela les acarició el mentón y continuó diciendo:

- Cuando todo parecía haber terminado, Juan subió a uno de los barcos.
- Con un megáfono y alumbrando el mar con una potente linterna, comenzó a gritar:
- ¡Anacleto, Anacleto, ya todo está terminado!
- ¡Contéstame!, ¿Dónde estás Anacleto? ¡Contestá por favor!

- ¡Ay abuela, me muero! - dijo Sofía muy consternada.

En voz baja y con nerviosismo, Giovanni dijo:

- ¡Pará Sofi! ¿Qué pasó abuela eh?
- Después de media hora de llamados, Juan se apoyó en la baranda del barco sin dejar de alumbrar
el mar y pensó, que una ola muy grande arrastró a Anacleto hacia una costa lejana. Nunca más supieron
de él - contestó.
- Desde entonces - siguió contando - la Armada Argentina conmemora el día del Conscripto Naval
en reconocimiento al heroísmo de Anacleto por salvar muchas vidas aquel 25 de octubre.

 - ¡Abuela qué emoción! - dijo Sofía

Giovanni se cobijó en las sábanas y dijo a viva voz:

- ¡Qué héroes abuela! ¿Nos decís algo más?
- ¡Sí - dijo ella - ahora a dormir que mañana hay que madrugar!

Les dio un beso y apagó la luz del dormitorio. 

Autora: Mafalda Graciela MONACCI

NOTA

Si bien este cuento no se relaciona con nuestra temática antártica, si lo tiene con la Fundación Marambio, porque el 25 de octubre de 2010 cuando el Presidente de esta Fundación concurrió a la Ciudad de Ushuaia invitado al acto donde se erigió el busto del Mayor Gustavo Giró Tapper en el Paseo de los Exploradores Antárticos, también fue invitado al acto de conmemoración del Día del Conscripto Naval organizado por el Centro de Ex Conscriptos Navales, donde se pronunciaron emotivos discursos narrando estos tristes y heroicos acontecimientos.

El desarrollo y discursos pronunciados en estos dos actos de reconocimientos que recordamos, fueron publicados en su oportunidad en el Boletín de Noticias del mes de noviembre del año 2010 que lo pueden consultar haciendo clic a continuación:  marambio.aq/infoprensa/noviembre2010.html

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